Otra importante actuación cuajó al quinto, bajo los mismos parámetros del valor y el toreo rotundo de mano baja, que impactó por su incontestable verdad. Esa espada, esa espada le privó de por lo menos una oreja más.
Dos orejas paseó Antonio Ferrera del importante cuarto, un toro con mucha clase que siempre quiso coger la muleta con el pitón de adentro. Ferrera hizo una faena de improvisación total a un toro de grandes alcances arquitectónicos que exigía mayor clase y calidad en la expresión. Pinchazo y estocada entera.
Ferrera puso todo frente al primero, al que dejó de una espectacular estocada.
Tarde de disposición de Carlos Aranda. Solo el acero le impidió al diestro acompañar en hombros a sus compañeros en dos faenas de suma actitud, buscando siempre la ligazón.
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