Por. Jesús Rondón Nucete
Se cumplen 30 años de la inauguración del “Coliseo de El Llano” en Tovar. Los vecinos del pueblo conocen bien la crónica de su construcción y, especialmente, de los eventos que allí han tenido lugar desde 1992. Son muchos y de diverso tipo. La edificación ha servido, pues, a los propósitos para los cuales fue levantada. Quienes de alguna manera participamos en ese hecho debemos sentirnos satisfechos porque los resultados han sido muy superiores a los esperados. Sin embargo, pocos saben algo de sus orígenes. Vale la pena contarlos. Algunos detalles muestran cómo a veces buenos proyectos no se realizan, porque privan intereses secundarios. Estuvo a punto de ocurrir en Tovar.
Lo prometido
1.- Durante la campaña de 1989 para la elección -por primera vez- del Gobernador del Estado Mérida asistí a una de las corridas de la feria de Tovar. Me acompañaba Indalecio Guerrero, nativo de sitio cercano (San Francisco). El festejo tuvo lugar en la pequeña plaza de Vista Alegre, iniciativa de empresarios locales (1964). Allí algunos aficionados me plantearon la necesidad de construir un coso donde pudiera celebrarse con comodidad aquel evento. De mantenerse la situación existente -la plaza iba de tumbo al tambo, desde la construcción del parque Carabobo de El Añil en 1971- se corría el riesgo de desaparición de las ferias, las más antiguas de Venezuela (1843), según documento que yo había encontrado en el Archivo del Estado y hecho conocer a través de artículo publicado años antes en el diario Frontera de Mérida. Prometí que de ser elegido me ocuparía del asunto (aunque en verdad la materia era de la competencia municipal).
“El Polaco”
2. En enero de 1990, pocos días después de la toma de posesión como Gobernador del Estado, sostuve una larga conversación con el Alfonso Ramírez “El Polaco”. A pesar de las diferencias políticas -él había sido también candidato a la gobernación, postulado por el MAS y era diputado a la Asamblea Legislativa- éramos buenos amigos. Además, yo estimaba su bondad y simpatía, su saber -no sólo jurídico- y su voluntad de contribuir al progreso y transformación de Venezuela. Quería escuchar su opinión sobre lo que se podía hacer en beneficio de Tovar, donde él vivía desde que regresó en 1981 de su periplo por el mundo y que era objeto de sus preocupaciones y alegrías. Creía yo que, en prioridad, nos debíamos ocupar de la nueva estructura política del municipio (con la creación del Municipio Zea y nuevas parroquias en San Francisco, El Amparo y Caño del Tigre), del establecimiento de una sede para las múltiples actividades culturales -pensaba en la recuperación de la antigua “Casa Burguera”, con museos y salas para teatro y música- y, de la construcción de la obras que requería el acueducto ya insuficiente.
-Jesús- me dijo Alfonso– “tendremos municipio en Zea, porque la Alcaldía de Tovar nunca le dará la atención que merece. En cuanto a las obras, cualquiera puede hacer esas que usted menciona. Alguien las hará en el futuro. Pero, hay otra muy necesaria, que sólo un tovareño que quiera a su tierra podrá construir. Y tal vez pase mucho tiempo para volver a tener otro en la Gobernación. Por eso, usted debe levantar la plaza de toros, que además puede servir para las actividades culturales, que nosotros estimamos mucho. Nadie más se atrevería. Los trabajos del acueducto podrán avanzar mientras tanto”.
Indalecio Guerrero, ya nombrado Secretario General de Gobierno, y yo lo escuchábamos con mucha atención. Hablaba como si nos estuviera “revelando” un mandato. Agregó:
-“Llame a Claudio Corredor, que es un buen arquitecto, y explíquele lo que se quiere para que presente un proyecto. Mientras tanto, buscamos el terreno. Y hablamos con amigos en Tovar… porque no faltarán las críticas. Las ideas novedosas o atrevidas no gustan a todo el mundo. Además, no se olvide que usted es un funcionario elegido, con un partido de oposición que no le facilitará la gestión”. Por supuesto, no nos imaginamos que aquel proyecto suscitaría tantas resistencias. Pero, afortunadamente, fuimos prevenidos.
Gracias, Niño de la Cuchilla!.
3. El 6 de enero de aquel año junto a Indalecio Guerrero y Lázaro Zambrano, de Mesa de Quintero, Director de Política, viajé a Zea para acompañar a Fredy y Miriam Guédez y Fredy Guerrero -dirigentes de COPEI en Zea y Tovar- y otros amigos en una peregrinación a la capilla del Santo Niño de la Cuchilla. Querían dar gracias al pequeño de Belén por el triunfo obtenido; y también escuchar de nuestra parte la seguridad de cumplimiento de la promesa de crear el Municipio antes de 1992. Cuando iniciamos el ascenso por el viejo camino hacia la cima, encontramos al director de los Padres Paúles, entidad propietaria del edificio y el terreno del antiguo Colegio “Padre Arias” en El Llano de Tovar. Nos informó que la congregación quería vender la propiedad en la cual funcionaba el Liceo Diversificado (nacional) “José Nucete Sardi”. De gran valor (5,3 hectáreas urbanas), aquellas tierras no le producían casi nada, por cuanto el canon de arrendamiento (que pagaba el gobierno regional) era bajo. Acepté la oferta: cuando llegamos a la capilla el negocio estaba concluido. Convinimos en un precio (Bs 12 millones, a Bs 25 el metro) por debajo del que aspiraban obtener e inferior al que tenían en el catastro local. Tal vez, el monto acordado correspondía sólo al del edificio (de dos plantas) del colegio mencionado (n1). El cura nos bendijo y dimos gracias a El Niño de Zea por el beneficio que había concedido ese día a los pueblos de la región.
Al regresar a Mérida solicité a la Procuradora Marina Rendón proceder a presentar la documentación ante el Registro correspondiente y a Claudio Corredor levantar un plano del inmueble para trabajar en el proyecto de la obra. En fin, le informé a Alfonso Ramírez del negocio realizado. Y le pedí que junto a la diputada Emma Vergara y el geógrafo Jóvito Valbuena prepararan el proyecto de Ley de creación del Municipio Zea (n2).
El complejo recreacional
4. Unas semanas después Claudio Corredor y Juancho De Felippis, Director de Desarrollo Urbano, me informaron que en el terreno adquirido, que ya habían visitado y del que tenían un nuevo levantamiento topográfico, podía desarrollarse un verdadero complejo recreacional, con elementos culturales y deportivos, del que formaría parte la plaza de toros. Los autoricé para presentar una maqueta del conjunto, con ubicación precisa del coso taurino, a objeto de elaborar el proyecto de este último y proceder a la licitación de la obra. Dos o tres meses más tarde, la maqueta estuvo lista (con una pequeña memoria descriptiva): marcaba un campo de fútbol al pie de La Galera y al lado una instalación deportiva (que, en definitiva, resultó ser una piscina). La plaza de toros aparecía en lo que era la cancha de fútbol del antiguo plantel. Los espacios debajo de las gradas de los tendidos se destinarían a salones para distintas actividades y servicios (incluso, con camerinos para presentaciones de grupos culturales). También se señalaba la vialidad interna. Más adelante, a esos elementos se agregaron un pequeño anfiteatro (entre el edificio del viejo colegio y el coliseo) y una biblioteca para niños.
Las críticas
Mientras en Mérida comenzaban las críticas a la obra de Tovar (los recursos “debían ser invertidos en mejorar” la plaza de la capital), allá algunos “profesores” del Liceo Diversificado señalaron que el proyecto perjudicaba sus labores pues ocuparía los espacios destinados a las siembras que debían hacer los alumnos como parte de la formación en técnicas agrícolas. En realidad, no eran más que unos pocos metros de sementeras, extrañamente a cargo de “varios” docentes. También algunos dirigentes locales del partido de oposición regional presentaban listas de las obras “prioritarias” en las cuales se debían invertir los ingresos presupuestarios. Resolví entonces presentar el proyecto a la comunidad. Con tal propósito, celebramos algunas reuniones en la casa de Amable Guillen con personas influyentes y se convocó una reunión de representantes de todos los sectores en salón de actos de Radio Occidente.
5. Poco antes de celebrarse aquella asamblea, un grupo de empresarios de El Vigía me invitó a construir en esa ciudad aquel centro recreacional. Ofrecían un terreno extenso y participar como accionistas en el proyecto. Les señalé que estudiaríamos la propuesta y les informé que, en todo caso, ya estaba en marcha, con el apoyo del alcalde Orosmán Rojas, la construcción de un gran centro cultural (n3). De manera que cuando se abrió la asamblea de Tovar ya se sabía que existía el riesgo serio de perder una importante inversión de recursos -con sus beneficios para la alicaída economía local y el empleo- que podría dirigirse a otro lugar. De todas maneras, algunos manifestaron su oposición y otros su escepticismo, acostumbrados a ser defraudados por el incumplimiento de promesas gubernamentales. Recuerdo que el último en hablar dijo más o menos esto:
- “Me parece muy bueno el proyecto. Pero esta discusión es inútil. Al final, será una obra inconclusa más. Como recuerdo de las buenas intenciones de algunos, aquí sólo quedarán unas cuantas columnas abandonadas en medio de un campo enmontado”.
No obstante, las palabras de apoyo de Alfonso Ramírez animaron a muchos. Se pudo entonces seguir adelante. Aquel mismo año se comenzó a trabajar en el estadio de fútbol.
Claudio! El arquitecto.
6.- Mientras tanto, se había extendido la idea de techar el coso taurino. Se argumentaba que en Tovar llueve mucho en septiembre -lo cual es cierto-. Aunque encarecía la obra, me comprometí con esa aspiración, lo que a la larga como se verá redujo los costos. Pero, Claudio Corredor dudaba entre varias posibilidades que había estudiado para la cubierta. Entonces, el 8 de junio mientras nos preparábamos para mirar el partido inaugural del campeonato mundial de fútbol (Argentina vs Camerún) surgió la solución:
-¡Lo tengo! nos dijo, como si fuera el sabio griego en Siracusa-. La televisión mostraba el techo recién colocado del mítico estadio San Siro de Milán sostenido por 4 torres cilíndricas, muy anchas, que se levantan desde fuera, situadas en línea con los ángulos del campo rectangular. Es un diseño (1987) de los arquitectos Giancarlo Ragazzi y Enrico Hoffer y el ingeniero Leo Finzi.
-“No me gustaría montar un techo sobre unas torres altas, desnudas, sin otra función. Encontré otra solución: la cubierta, de material fuerte y transparente, va a descansar sobre una estructura metálica que sostendrán 4 edificios, de varios pisos, cada uno destinado a una actividad cultural específica”-
Allí mismo hizo unas cuantas rayas para explicar su idea. Después se tomó un tiempo de reflexión y estudio. Al cabo de varias semanas ya tenía unos dibujos que mostraban una visión preliminar, aunque más o menos detallada, de la plaza con un techo octogonal sobre cuatro torres cuadradas, cuyas funciones me tocó definir: museo, conservatorio, gimnasio y área administrativa. Cuando se dio a conocer, alguien me comentó:
- ¡Espero que ustedes lo puedan lograr. Porque, a pesar del apoyo que tienen en las altas esferas políticas, los tachirenses no han podido techar la plaza de toros de Táriba!
Algunos se opusieron
7. Durante los meses siguientes se desarrollaron los proyectos de las diversas obras. Y se procedió a mediados de 1991 a la licitación de las del Coliseo. Los adversarios del proyecto hicieron un último intento de evitar su ejecución. Muy de mañana el día fijado para el comienzo de los trabajos un grupo de personas -entre ellas algunos profesores del Liceo Diversificado- se colocaron en barrera en el camino de acceso al terreno para impedir el paso de las máquinas. Consultado por el Jefe de Policía de Tovar, Indalecio Guerrero, Secretario General de Gobierno, ordenó el avance de los vehículos lentamente para no dañar a nadie. Así se hizo y al rato el ingeniero residente, Alfonso Parra Ch. (quien resolvió, junto a de Filippis, problemas de todo orden durante la ejecución del proyecto), le informó que ya las máquinas estaban en el lugar donde debían comenzar las labores de nivelación.
A partir de entonces las obras se desarrollaron con normalidad y en los plazos previstos, aunque no faltaron las trabas. La Alcaldía de Tovar, por ejemplo, pretendió cobrar impuestos de obras como si el Gobierno Regional fuese una empresa particular (con fines de lucro). El 18 de octubre de 1991 se realizó la ceremonia de colocación de la primera piedra -lo que en pocas ocasiones acostumbramos hacer-. Pero, queda para otra ocasión hacer la crónica de los diversos sucesos ocurridos durante los trabajos que se prolongaron por más de cuatro años.
Aleluya! Coliseo El Llano…
8. A punto de cumplirse 150 años de la primera feria de que se tenga noticia cierta, la noche del 5 de septiembre de 1992 (tres días antes de la fecha prometida en el acto de colocación de la primera piedra) tuve la satisfacción de inaugurar el “Coliseo de El Llano”, nombre que exhibe sobre la puerta “grande” desde sus inicios (como se puede observar en todas las fotografías de estos tiempos). Así se llamaba la antigua finca existente en el sitio y luego el vecindario cercano (y posteriormente la parroquia que allí se formó). El acto fue seguido por la elección de la reina de la feria.
La primera corrida
El día viernes 11 del mismo mes se realizó la primera corrida en la que intervinieron, en ese orden Tomás Capuzano (de Écija), Nerio Ramírez y Curro Durán (de Utrera) con toros de “Los Ramírez”, ganadería fundada por el tovareño José del Carmen Ramírez, ya presentada en varios festejos) y el rejoneador ejidense Javier Rodríguez. No aceptó el gran diestro español la solicitud de “El Tovareño” de cederle el honor de “abrir plaza”. "Pocos toreros de estos tiempos pueden decir que han inaugurado una nueva plaza” alegó el gran maestro Tomas Campuzano -Premio “Cossío” de la Real Federación Taurina-. Aquellas fiestas fueron organizadas por la empresa estadal Corealsa que por entonces presidía Miguel Rondón Nucete. Comenzaba otra historia que ya lleva 30 capítulos.
Tovar tiene su Coliseo!
En los meses y años siguientes se pusieron en servicio las otras obras del complejo: la piscina olímpica, el anfiteatro, la biblioteca de los niños, así como las integradas físicamente a la plaza de toros: el museo de arte, el conservatorio de música, el gimnasio vertical y el edificio administrativo (así como la “enfermería”, destinada a prestar servicio permanente como dispensario público). Con ocasión de las ferias y el reencuentro de 1995 (tal vez el más concurrido de todos) se inauguró el techo de la plaza.
De todo existe el más completo registro gracias a la dedicación y la vocación periodística de Germán D'jesús Cerrada, director de información de la Gobernación durante mi gestión. El conjunto recibió, desde el mes de septiembre de 1992, el nombre del arquitecto Claudio Corredor, fallecido apenas veinte días después de la inauguración del Coliseo (n4). Para enero de 1996 sólo quedaba por ejecutar los trabajos de jardinería, según un diseño que debería dar integración a los diversos elementos. A pesar de ser de bajo costo, no se ha realizado. Con todo, como lo pronosticó Alfonso Ramírez en la plaza de Vista Alegre en el festival taurino del 22 de junio de 1992, el Coliseo en uno de los símbolos del pueblo: “París tiene su torre Eiffel y Nueva York su estatua de la Libertad. Tovar tiene su Coliseo”.
Cuentas muy claras.
El costo total de las obras del complejo recreacional se acercó a los 600 millones de Bs. Se financió enteramente con recursos del presupuesto ordinario del Estado. No hubo aportes del gobierno nacional ni de organismos internacionales. El monto señalado fue muy bajo dado la magnitud de la obra (en realidad 10 diferentes). Y, fue, más o menos, el previsto inicialmente. Con los años aumentó en bolívares, como los precios de los insumos, debido a la inflación, pero se mantuvo en dólares (en que se marcan los del barril de petróleo). En definitiva, no superó los 3,5 millones de $. Debe recordarse que el valor del dólar pasó de Bs. 42,65 en enero de 1990 a Bs 169,6 en noviembre de1995. Por otra parte y como se esperaba, el Complejo Recreacional resultó ser una obra de inversión. Produjo grandes beneficios a la colectividad y generó –y aún genera– ingresos económicos y puestos de trabajo. Es recuerdo permanente de un gobierno (1990-1996), que se caracterizó por la “honestidad” y la “eficiencia”.
Importante!
Ninguno de quienes intervenimos en la toma de decisiones referidas al complejo cultural y deportivo de Tovar obtuvo a cambio beneficio personal alguno. En mi caso, ni la Municipalidad ni los empresarios me enviaron alguna vez invitación o tiques para asistir a los eventos que allí se han celebrado.
Notas:
n1. La cifra equivalía a $ 234.000 (pues el valor del dólar era de Bs. 42,65), o sea a $ 4,42 el metro (incluyendo las mejoras, que eran importantes).
n2. La ley fue promulgada por mí en el templo de Nuestra Señora de las Mercedes de Zea el 3 de enero de 1992.
n3. El Centro Cultural “Mariano Picón Salas”, ubicado en la Avenida Bolívar, se inauguró el 29 de julio de 1994. Los trabajos no pudieron iniciarse hasta que no se resolvió en instancias judiciales la pretendida titularidad privada sobre los terrenos.
n.4. En octubre de2018 el Gobernador Ramón Guevara me comunicó, a través de la junta directiva de Coremer , su decisión de colocar un busto mío (también el de Rigoberto Henríquez Vera) en el Paseo de los Ilustres en espacios del Complejo Recreacional de Tovar y asimismo de dar mi nombre al Coliseo. Aunque agradecí el gesto, rechacé aquellos homenajes y le señalé que el coso taurino se llama desde su inauguración “Coliseo de El Llano”. En aquella ocasión, sin embargo, se colocó una placa como testimonio de haber sido construido durante mi administración. Parece que esa placa ha molestado a algunos… lo que no es de extrañar.
J. R. N. Septiembre de 2022
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