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miércoles, 4 de septiembre de 2019

TOVAR. El toro bravo venezolano principal protagonista de la Feria

Toros Rancho Grande...


Campolargo por partida doble, Rancho Grande y San Antonio.
  
Especial. Rubén Darío Villafraz



Es el toro principal protagonista del toreo. Sin su consentimiento para el lucimiento, poco o nada trasciende lo que de él se genere. Y para ello también debe de contar con su presencia, su sensación de peligro aunado a un elemento en conjunto que llamamos “trapío”. Así de simple es que de su éxito redunde el de toreros y su trascendencia de cara al tendido.

Este año la feria tovareña en honor a la Virgen de Regla apuesta como lo ha hecho en los últimos años por ganaderías de contrastado éxito en ruedos nacionales. Y lo resume en tres nombres en concreto: Hugo Domingo Molina, Juan Campolargo y Edgar Varela respectivamente, quienes lidian a nombre de Rancho Grande, Campolargo y San Antonio.

Hablamos primero de Campolargo por ser la que recae en su mayoría la responsabilidad de la feria al lidiar en dos festejos como son la novillada y una de las corridas. Toros de variada procedencia, tamizada en los últimos años por la nobleza y recorrido, en su mayoría la alquimia de bravura que ha logrado Don Juan en los tupidos llanos yaracuyanos de San Felipe es garantía de éxito para los toreros a poco que entiendan sus almibaradas embestidas les corten las orejas.

Una ganadería que ha escrito los más prolíficos capítulos triunfales en ruedos venezolanos son sin duda alguna los hierros de Rancho Grande y El Prado, además de La Consolación, que pastan en el páramo de Mariño. Todos llevan el sello, personalidad y criterio de Don Hugo Domingo Molina quien con la sangre Torrestrella que a comienzos de los ´80 tuvo a bien de traerse, además de otras afluentes como Juan Pedro Domecq a través de vacas del obitado proyecto que fue Somozagua, le ha mantenido en la palestra y predilección en los grandes acontecimientos taurinos los últimos años en Venezuela.

Como todo en la cría del toro bravo, se sufre rachas, buenas, regulares y malas; y a todas ellas ha sabido darles solución Don Hugo, un aventajado en todos los ámbitos taurinos donde le ha tocado desenvolverse. Y de seguro que para Tovar se venga junto a su inseparable hijo y “mano derecha”, Hugo Alberto Molina, lo mejor de Las Porqueras, para no ser convidado de piedra en la gran cita taurina que implica este año la edición tovareña.

Y dejamos de cierre a la ganadería más novel y prometedora como lo es San Antonio, el cual pasta en los empinados paramos trujillanos de Carache. Una derivación directa del mencionado hierro de Rancho Grande y El Prado, a través de vacas y sementales, esta ganadería prometió un halagüeño momento cuando en 2017 hizo su estreno en la Feria del Sol con un encierro de bandera. Pero de allí a la fecha, la irregularidad, así como la falta de esa receta tan difícil que es conseguir en el toro bravo como es el recorrido y nobleza aunado a un pizca de casta, han sido el común denominador para que este hierro de nuevo tome la reválida de mantener ese sitial que hace falta para nuestra exigua cabaña brava.

Como se podrá apreciar, es el toro el elemento más importante de una feria y más como la de este año en la Sultana del Mocotíes, donde apostamos de principio a fin por el éxito. Las circunstancia así lo requieren y necesitan, sin olvidar además un elemento para los mencionados ganaderos en mención que será sine quanon a la hora de hacerse presente en los corrales de la plaza sus pupilos: el trapío armónico y en especial la virginidad de astas, lo que sin duda alguna acrecentará su mérito ya de por sí reconocido. @rubenvillafraz

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