El Torero español previo al debut en Venezuela, Feria
Tovar, ira este 11 de agosto “corrida de
la Independencia” Puente Piedra,
Colombia junto a Ramsés Ruiz y Juan de Castila en duelo de ganaderías
larazón. Rodrigo Carrasco. Madrid 5/8/2018. Hoy, ya
sumergidos en un mes de agosto en el que todos los taxis están «Ocupados» en la
manifestación de la defensa de sus derechos hay uno que siempre será «Libre».
Alberto Lamelas es un jienense de 33 años que conoce muy bien la diferencia
entre vocación y profesión. Desde hace siete años es taxista en Madrid, aunque
dos años antes había tomado ya la alternativa en la misma comunidad, pero esta
vez como torero.
Alberto
es uno de los matadores que representan la otra realidad del toreo, la del
pluriempleado que no puede vivir de su vocación. «Los primeros años de
alternativa estaba toreando muy poco y uno se da cuenta de que no se puede
vivir del aire. Afortunadamente tenía varios conocidos dedicados al sector del
taxi y me pareció una buena opción, ya que me permitía un horario flexible y
así no abandonar mi verdadera pasión y lo que soy, torero», así aclara el
jienense lo que considera la profesión que necesita para poder vivir y la que
necesita para sentirse vivo.
No es de los espadas que copan los carteles de todas las capitales españoles, sino de los que se marchan a país vecino en busca de una oportunidad. «Francia es la que me mantiene vivo en el toreo. A pesar de que los triunfos allí tengan menor repercusión en España, esas tardes son las que me dan el aire que necesito para seguir respirando». Lamelas asegura que «de momento no hay nada que me quite la afición», una afición que no distingue de plazas ni categorías. «Hace unos días corté una oreja a un toro de Miura en Saint Vincent de Tyrosse y esa noche estaba tan satisfecho que no me habría cambiado por nadie». Esa sensación de plenitud es la que se siente al triunfar fuera de casa, al triunfar por dos, donde nadie te conoce ni nadie te regala nada, «donde el único vínculo que se tiene con el público es la verdad», añade Alberto.
Tras
hacerlo en 2017, Lamelas no ha podido reencontrarse este año con el público de
San Isidro. Él se quedó a las puertas, literalmente, a esperar a que los
primeros aficionados salieran para recogerles y «disfrutar al escuchar de su
boca la crónica de esa tarde». Incluso, alguno de ellos llegó a reconocerle al
instante de subirse al taxi sin disimular su cara de asombro.
Lógicamente este pluriempleado no es ajeno a la mediática «guerra del taxi» y garantiza que «las cornadas de las VTC también duelen, nos están arrebatando parte de nuestro pan».
Lógicamente este pluriempleado no es ajeno a la mediática «guerra del taxi» y garantiza que «las cornadas de las VTC también duelen, nos están arrebatando parte de nuestro pan».
Además
de sus dos profesiones Lamelas asegura que en el taxi también se ejerce de
psicólogo, ya que en él la gente se siente segura y aprovecha para despacharse,
«especialmente sobre política».
En
este verano en el que su compañero Octavio Chacón está cumpliendo el sueño que
él persigue, Alberto ya ha aparcado el taxi durante unas semanas para intentar
seguir su suerte. «Me inspira mucho su ejemplo. Me da esperanzas que alguien
que hace muy poco estaba en mi situación esté entrando en las ferias con las
que sueño».
Mientras
brilla la luz verde al final del túnel, Lamelas se toma un tiempo para pensar
en quién le gustaría llevar en su taxi, hasta que se detiene para afirmar:
«Realmente no sé a quién me gustaría llevar, pero sí quien no me gustaría que
se subiese, yo mismo».
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